Me gusta la palabra pastilla. No me gustan las pastillas. Siempre que la oigo me imagino un fiestón y mogollón de gente bailando superpuesta. Y eso me hace gracia. Otras veces te duele tanto la cabeza que sólo pensar en la caja de ibuprofeno se te empieza a pasar el dolor. Lo increible de las pastillas es que las hay rojas, amarillas, blancas... ¡azules!, grandes, pequeñas, redondas, ovaladas, cápsulas, comprimidos... Dependiendo de lo que te ocurra te tienes que tomar una, siete, o incluso pasar meses hinchándote... En ese caso, seguramente tengas algo grave... No dejes de ir a revisión, puede ser chungo.
La palabra pastilla, me gusta. Me gustan las pastillas de caramelos PEZ.
Hoy tenemos varias cosas que celebrar... entre otras, las más de mil visitas que ha recibido el blog en apenas 2 meses... ¡GRACIAS!
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