viernes, 29 de junio de 2012

Si el mundo se acabara hoy





Si el mundo se acabara hoy no elegiría mi mejor ropa.
Si el mundo se acabara hoy saldría de casa y cerraría la puerta con llave.
Si el mundo se acabara hoy comería mucho helado.
Si el mundo se acabara hoy gastaría mis horas en un barco.
Si el mundo se acabara hoy cantaría a pleno pulmón mis canciones favoritas.
Si el mundo se acabara hoy leería seguidas las mil y una noches de Sherezade.
Si el mundo se acabara hoy llamaría a Coral.
Si el mundo se acabara hoy dormiría un rato más.
Si el mundo se acabara hoy tomaría unas cervezas con alcohol.
Si el mundo se acabara hoy visitaría el Museo del Prado.
Si el mundo se acabara hoy no pensaría nada esto...


Simplemente iría a buscarte.


sábado, 23 de junio de 2012

Rubias que comen bocadillos


Es curioso que una morena hable de rubias. Pero es que las rubias son diferentes. Yo conozco algunas, pero en general,  no soy muy fan de ellas: normalmente llevan tacones, pendientes, y bolsos grandes. Algunas, incluso, llevan revistas de moda dentro del bolso grande. Normalmente no son muy rápidas, o lo disimulan. Casi siempre llegan tarde y huelen a fresa o a vainilla. Siempre van bien peinadas. Siempre. 
Pero, de vez en cuando aparece una rubia que come bocadillos, lleva chanclas y en su bolso aparecen libros de más de 2.000 páginas, chocolatinas y gomas del pelo enredadas. 
Esas rubias son diferentes a cualquier morena. Sonríen con la boca abierta, suben los pies a la silla y dan buenos consejos.
Si encuentras una rubia así, guárdala bien. Son tesoritos dorados.
Tú sabrás que haces con ella.

viernes, 22 de junio de 2012

4 meses


Hace 4 meses empecé a enseñar en BAR/CLAYS. Todos los días a primera hora de la mañana. Hoy he terminado.
En 4 meses pasan muchas cosas, y hoy, haciendo el mismo camino que hice el 27 de febrero por primera vez, he ido pensando en todas esas cosas que me han ido pasando. 
Me he enfadado muchos días. Sobre todo los domingo por la noche al pensar que al día siguiente tenía que madrugar.
He dormido poco.
He tenido ciática.
Dolores de espalda.
He desarrollado un 6º sentido para esquivar bolsos en el metro. Y he aprendido dónde colocarme para coger asiento dependiendo del día de la semana.
He salvado a un hombre de las puertas del metro. 
Me he mojado tanto que he tenido que descalzarme en BAR/CLAYS.
Hemos reunidos los puntos del super y ahora tenemos una mochila negra como la que tienen todas las personas que compran en el super.
Hemos viajado un montón.
He gritado y he cantado.


Y ya. Por fin. No más exámenes, materiales extras, madrugones, horas de metro, esperas eternas, videoconferencias con China... Hoy me he despedido (con mucha pena) de mis alumnos. 
Pero se me saltaban las lágrimas al ver terminado este proyecto.

miércoles, 13 de junio de 2012

el final


Al final siempre vienen los agradecimientos. 
Así que en los próximos días tendréis que aguantar los agradecimiento que no he hecho durante la película.


Hace unos años en la universidad tenía que elegir algunas asignaturas de "libre configuración" lo que viene siendo "optativas" y lo único que cuadraba en mi horario era "Filosofía para niños". Después de apuntarme descubrí que me moría de ganas por enterarme cómo mierda podías explicarle a un niño cosas sobre Platón, Nietzsche y compañía. Luego resultó que en verdad, el nombre del filósofo no es tan importante como su pensamiento y su legado y de lo que tienes te que preocupar es de enseñarle al niño otras formas de pensamiento, las que sean para que él sea crítico con su realidad. La asignatura no sólo fue interesante si no que además me resultó bastante fácil. Era una optativa así que lo más importante era que no me diera muchos dolores de cabeza. Así que, el siguiente año, busqué a esa profesora y elegí mis optativas según su horario y terminé estudiando "educación en valores" y "relatos filosóficos y educación para la paz".
Después de 2 años en su clase, un día en "educación en valores", la profesora dijo (no recuerdo las palabras exacta, pero más o menos algo tal que así:) "está bien decirle a alguien lo que no nos gusta de él cuando nos afecta su conducta. Hacerlo de una forma constructiva  y evitando el conflicto. Simplemente midiendo nuestras palabras y siendo sinceros y amables en nuestras valoraciones sin olvidar que son siempre objetivas. Pero, mucho mejor que eso es reconocer el trabajo o la buena actitud de alguien. Igual que hacemos cosas mal hacemos cosas bien y siempre se nos olvida elogiar los esfuerzos de las personas. Por pequeños que sean. Por ejemplo, si tienes un profesor muy malo es correcto que se lo hagas saber (a ser posible después de aprobar su asignatura) pero si el profe es bueno también tienes que reconocer su bondad y dedicación y darle las gracias". 
Evidentemente nunca le di las gracias. Y no porque no se las mereciera. No fue ni de lejos la mejor profesora de la carrera, pero sí muy buena y por supuesto que merecía unas palabras de gratitud. No lo hice por vergüenza. me daba cosa presentarme en su despacho y decirle "Juana, usted mola" así que nunca lo hice.
Tengo eso en la lista de cosas pendientes, y mientras, pues escribo un blog sobre mi y sobre las personas que me rodean y que, de una manera u otra, me influyen. A veces para mal (la mayoría) y a veces para bien. Y esas personas son las que tienen su propia "entrada", su propia foto y sus propias palabras. Como Juana hoy.
Otra vez voy tarde y ahora hay personas que se escapan de mi vida. Se van a continuar con la suya. En los próximos días les daré las gracias. A mi manera.
 Además queda por escrito.

miércoles, 6 de junio de 2012

Conservación de los recuerdos

"Los famas para conservar sus recuerdos proceden a embalsamarlos en la siguiente forma: luego de fijado el recuerdo con pelos y señales, lo envuelven de pies a cabeza en una sábana negra y lo colocan parado contra la pared de la sala, con un cartelito que dice: "Excursión a Quilmes", o: "Frank Sinatra".

Los cronopios, en cambio, esos seres desordenados y tibios, dejan los recuerdos sueltos por la casa, entre alegres gritos, y ellos andan por el medio y cuando pasa corriendo uno, lo acarician con suavidad y le dicen: "No vayas a lastimarte", y también: "Cuidado con los escalones". Es por eso que las casas de los famas son ordenadas y silenciosas, mientras que en las de los cronopios hay gran bulla y puertas que golpean. Los vecinos se quejan siempres de los cronopios, y los famas mueven la cabeza comprensivamente y van a ver si las etiquetas están todas en su sitio."


Historias de Cronopios y de Famas
Julio Cortázar