lunes, 31 de julio de 2017

Ay, Dios, mi vida está hecha un Cristo.

Hay momentos en los que todo carece de orden. Nada está en su lugar, porque ni siquiera hay un lugar para cada cosa. Se mezcla lo irracional, con lo emocional, lo económico con lo espiritual y un examen el sábado. Y en medio de ese tornado existencial, de ese ¿pero qué mierdas estoy haciendo con mi vida? Alguien se despide de ti sin palabras, se acerca sin avisar, apoya la barbilla en tu hombro mientras te rodea con un brazo, porque en el otro lleva cosas, y en tan sólo unos segundos, en ese simple gesto, absolutamente todo, encuentra su lugar. 
Sin avisar. 



 No dejéis de escuchar este tema.

  

lunes, 24 de julio de 2017

Hostia a mano abierta.




-¿Qué piensas?
-En nada.
-No se puede pensar en nada. Eso me dices tú a mí.
-Quién coño me mandaría a mí meterme en La Confianza, estudiar económicas y perder la juventud y la vista en unos libros que no valen para nada.
-¿Y eso?
-Eso. Llevo 42 años pensando que lo que vivía no era importante, era como, como provisional, como, como si estuviera esperando destino. Y mientras estaba en la cola esperando, trabajaba y estudiaba como un negro porque tenía que ser así, porque más adelante iba a llegar mi vida, mi verdadera vida ¿Y sabes qué pasa? Pues que ya ha llegado.
-Y va, y no te gusta.
-Y va, y no te gusta. ¿Qué me espera? Tú y yo solos, vegetando todos los fines de semana en esa mierda de chalé, todos los puentes, todas las vacaciones de Semana Santa, y un día te mueres y se te queda esa carita de gilipollas. Y en el último momento te dices, vamos, vamos, vamos... porque es que te han llevado al huerto toda la vida… y nunca has hecho lo que tú querías. Pues eso es lo que me pasa a mí, que me he equivocado, coño.


Las verdes praderas, José Luis Garci. Escuchado en Hoy Empieza Todo 2, Radio 3 el 21 de julio de 2017

jueves, 20 de julio de 2017

No te fíes de nadie

Huir de la muerte segura y lanzarse a un viaje de muerte probable.
Comienza el viaje a México con una reunión en la que delante de un bocadillo de lomo con tomate se te eriza el vello y te atragantas. Miles de personas cruzan cada año el país desde Honduras, Guatemala y El Salvador huyendo de la muerte en sus hogares, las maras, los carteles, droga, deudas, hambre, hay tantos motivos como migrantes. Algunos cogen el tren apodado La Bestia, líneas de trenes de mercancías en las que los migrantes se juegan la vida para cruzar los kilómetros que les distan de la frontera con Estados Unidos. Otros hacen el viaje a pie. Sólo hay una norma para viajar: no te fíes de nadie. Las maras infiltran a gente en los trenes y en los caminos, se hacen amigos de los migrantes, les roban, violan, extorsionan y secuestran. No lleves apuntado ningún numero de teléfono, menos aún si vas en busca de un familiar en Estados Unidos, si lo encuentran llamarán a tu familia y les pedirán dinero, 1000, 500, 300 dólares, lo que sea. Apréndete el número de memoria, no des tus datos reales a nadie, evita coincidir con la misma gente varios días seguidos y procura no morir antes de cumplir El Sueño Americano.

martes, 18 de julio de 2017

Con un pie en el aeropuerto.

Pues ya va siendo hora de explicar mi siguiente viaje...
Muchos recordaréis que el año pasado anduve por las Américas, pues en unos días vuelvo. Con la misma gente pero a otro lugar. Este año nos espera México. Va a ser un viaje más corto pero todo apunta a que será igual de emocionante. Nos toca documentar la situación de los migrantes en la frontera con Guatemala. Unas vacaciones idílicas. Y es que yo, lo de estar en la playa con el culo en la arena, lo llevo regular. La gente se preocupa y me preguntan por mis padres, que cómo soy capaz de darles estos disgustos... y aunque sé que es arriesgado lo que vamos a hacer, estoy segura de que mis padres se vendrían con los ojos cerrados. Los cambios se hacen desde dentro, y en mi familia el ayudar es algo que se hace sin pensar. No somos de pedir favores, pero si podemos hacer algo por alguien, estamos los primeros. En mi casa han vivido tíos, primos y alemanas desde que yo era bien pequeña. Porque donde caben 2, caben 3 y lo mismo da echar un puñado de arroz más a la olla. Nos enviaban a campamentos para chavales sin recursos porque nosotros sí pagábamos y gracias a eso podían ir otros niños que no. Jamás hemos pedido una beca (aunque nos ha hubieran dado) porque hay gente que seguro que la ha necesitado más que nosotros y mis padres con sus más de 50 años son voluntarios cada vez que una asociación del pueblo necesita ayuda para cualquier cosa. Con un ejemplo así, yo no podía ser de otra forma. He tenido la grandísima suerte de conocer a mi vecino que tiene amigos hasta en el infierno y muy poca vergüenza a la hora de pedir las cosas y hemos conseguido por segundo año consecutivo, ayudar a la ONG a través de nuestro trabajo. El proyecto de este año va a ser menos bonito estéticamente hablando, pero es una realidad que hay que denunciar, que hay que visualizar y esa es nuestra labor: documentar las necesidades de una población que huye de la miseria, la droga y la violencia. La hostia emocional ya os digo que va a ser fuerte. Muy fuerte. Pero por encima de eso está la hostia de humildad. El volver a un hotel con wifi y tuitear desde un iphone la mierda de mundo en el que vivimos. Estos viajes ayudan a otros pero también hay un componente egoísta, y es poder darse cuenta de lo afortunados que somos. Nos quejamos de no poder viajar, no poder poner aire acondicionado en casa, no tener una tele más grande. Y está bien, es nuestra realidad y nos afecta. Pero tenemos agua y luz y sanidad. Tenemos un plato de comida 3 veces al día y una familia que nos quiere, amigos con los que tomar una cerveza ¡TENEMOS CERVEZA! Y esto es mucho, muchísimo más de lo que millones de personas jamás tendrán. Me quejo poco, y cada vez menos cuando me preguntan qué tal estoy por haber suspendido el examen o porque no haya salido bien lo del chico de la biblioteca. Mal, estoy mal, pero también estoy feliz y a gusto con todo lo que tengo, con estas ganas de vivir, de compartir y de ayudar. Con esta grandísima suerte de no haber dormido una mierda y poder tomarme el día con calma.