Planteándome si volver a Twitter después de unos días de vacaciones, con mil cosas en la cabeza y muy poquitas en el corazón. Me falta reloj para contar el sueño. Los sueños. Y ganas de recorrer el camino de vuelta a empezar. Ese que pasa por la puerta de tu casa. A veces se me olvidan las cosas urgentes, incluso alguna importante y se me pasa un día como hoy como tocando la flauta con los niños y olvidando que hace un año cumplí 117 días. Gracias a ti. Gracias a todos.
lunes, 19 de octubre de 2015
jueves, 1 de octubre de 2015
No estoy muy inspirada pero siento la necesidad de escribiros. Supongo que esta es la finalidad de este blog, que yo escriba lo que me da la real gana. No tengo mucho tiempo ni muchas ganas últimamente. Supongo que me pasa cuando no estoy bien. Eso no quiere decir que esté mal. Quiere decir que estoy agotada, con mocos, con mucho, mucho dolor de garganta, ojerosa, dormida, saturada, con dolor de hombro y alguna penilla en el corazón, pero de ahí a estar mal queda mucho. Creedme, sé de lo que hablo. Tengo que decir que estos días me lo estoy pasando fenomenal con los enanos. Me estoy riendo mucho y disfrutando de todas las gamberradas que me lían. Estoy trabajando con los chiquitines de 3 y 4 años y la verdad es que no paro de reírme, sus conversaciones son maravillosas su ingenio es tan sencillo que sorprende y sus razonamientos tan puros que hay que admirarlos. Y mientras pues contando los días que me quedan para que termine mi contrato. Cruzad los dedos a ver si hay suerte y me hacen un huequito donde poder quedarme…
jueves, 17 de septiembre de 2015
Ya no.
"De todo lo que no te dije. De lo tuyo y lo mío. Lo que nunca fuimos y tu olor en la almohada. De las risas, de tu pelo, de tu espalda. De tus ojos. Ay, tus ojos. De todo lo que no te digo. De tu deseo, el tuyo. Y el mío. De mis ganas. Las que me guardo y me callo. Las que me escuecen. Y de mi pelo, en tu almohada. De las tardes sin luz y alguna noche ya muy tarde. De tus montañas, mis playas. De donde nunca iremos. Ya no. Tú no."
sábado, 5 de septiembre de 2015
De mi hamaca
No me gustan los festivales de música: muchos grupos, mucha
gente, poca droga. Todo fue culpa del primo C- que me propuso ir y aunque en
principio dije que no, al final me animé y mira, me he reencontrado con J. de
los Planetas, una espinita que tenía clavada. Aunque no, Los Planetas no
tocaron, sí lo hizo el Grupo
de expertos de Solynieve. Que ya había escuchado antes de ir por
recomendación de P- y que ahora me tiene enamoradita. Muy recomendables. Además
tocó con Soléa
Morente, la hija de Enrique
Morente sí. En el concierto ¡Morente Vive! Con su hermana Estrella y con
unos músicos tan grandes como el escenario principal.
Hubo grandes descubrimientos como los Monarchy, Xoel López, Calexico, Jero Romero o Anna Calvi y los que ya conocía pero que
no dejan de sorprenderme: La
Habitación Roja, Vetusta Morla (con
un directo sorprendentemente bueno), Marlango
y los mejores, Petit Pop.
No sé si volveré, repito, no me gustan los festivales, pero
mira, este me ha encantado.
De Bilbao.
La ciudad es increíble. De bella, de tranquila, de
inesperada. No tenía ninguna idea preconcebida, no recordaba haber estado. Supongo que no pensar cómo es
un lugar hace que te sorprenda más. Me fascinó la gente. Es curioso que dos
personas me hayan dicho eso de yo nunca he ido a Bilbao por lo de la ETA como
si vivir en Madrid hubiera sido mucho más seguro en la época en la que el grupo
terrorista estaba activo. Pero bueno, no entraré a discutir los prejuicios de
nadie. Los vascos son todos amor. Sin más.
Coincidió la final de la Supercopa, la que han ganado y toda
la ciudad se tiñó de rojo y blanco y cuando digo toda la ciudad me refiero a
que en cada calle veías a gente con la camiseta del equipo. Un sentimiento muy
bonito. Como no conocíamos la ciudad decidimos cruzar la plaza del ayuntamiento
en pleno acto de celebración, fue un error. No sé cuánta gente había allí, pero
era imposible moverse. Un señor nos increpó que no podíamos estar cruzando que
si íbamos a ver aquello nos quedáramos quietos o no fuéramos. Me dí la vuelta y
le dije algo como “yo no quiero estar aquí, no conozco la ciudad y sólo quiero
llegar al museo, pero no sé de qué otra forma llegar, de verdad que yo no
quiero estar aquí” El señor me pidió disculpas por el comentario y ya que
estaba allí que intentara disfrutar, que era un día muy bonito y que por favor
me llevara un buen recuerdo. Igual que en Madrid ¿verdad?
De mi hamaca.
Y de Basquiat.
(No puedo poner imágenes por los derechos, pero en los enlaces enontraréis su vida y sus obras, no dejéis de verlo)
En el Gughenheim nos sorprendió una exposición de Basquiat. Yo
había oído hablar de él, pero no lo tenía muy ubicado, Sabía que era amigo de
Warhol, y poco más. De sus
cuadros no diré nada. Sólo que busquéis cosas en internet. Delante de
alguna de sus obras sólo pude llorar. Así, sin más. Me caían lágrimas por las
mejillas y es que, desde que descubrí los cuencos tibetanos de QdeCuenco ya no las contengo.
Si quieren salir las dejo. Que caigan al mundo. Que se estrellen contra los
sentimientos que producen y me dejen esa sensación tan de rabia y alivio.
Con otros cuadro me reí mucho y con otros simplemente me
llené de orgullo de pertenecer a un mundo en el que hay gente capaz de hacer
cosas tan increíbles.
lunes, 24 de agosto de 2015
Un cumpleaños de los 90'
Tengo un pequeño follón de hormonas. Nada grave. Pero al
final he decidido hormonarme. Hormonas para combatir hormonas. HORMONAS AGAINST
THE HORMONAS. Soy muy reacia a los tratamientos médicos, pero entre los
altibajos, no solo emocionales, si no físicos, y este incipiente acné juvenil a
mis 30 años creo que he tomado una buena decisión. La otra opción era que
siguierais aguantando mis SPM cada vez más intensos y frecuentes. Porque tener
cuatro reglas en dos meses muy normal no es. Y entre eso y la vuelta al cole,
yo creo que ya es suficiente.
Un abrazo a todos los que me aguantáis de lunes a viernes,
sábados y festivos.
Este fin de semana fue el cumpleaños de mi abuela y por
primera vez en 5 años he podido asistir. No es un día cualquiera, es,
probablemente, uno de mis días favoritos del año, junto con Reyes, mi
cumpleaños y el final de la Liga (?). Siempre
he tenido buenos recuerdos de este día, desde pequeña, cuando las fiestas de
cumpleaños eran geniales. Y es que, una fiesta de cumpleaños de los noventa
solía tener fanta de naranja, gusanitos y rodajas de chorizo. Manteles de
flores, sillas de plástico y si hacía bueno un banco para sacar al patio. Los
vasos también de plástico. Sandwiches de jamón york y queso, aceitunas rellenas
de anchoa y besos, muchos besos, a la tía, la prima, la cuñada, la novia del
primo que qué guapa está, oye, al tío del tío de tu padre, a sus hijos y a sus
primos. Una fiesta de cumpleaños de los noventa solía tener una familia de más
o menos miembros, revoloteando alrededor de una mesa, riendo, charlando,
contando alguna penilla pero felices de estar un año más casi todos. Una fiesta
de cumpleaños de los noventa es igual que una en el dos mil quince. Aunque
todos más mayores, más preocupados, más cansados, pero más felices de sabernos afortunados,
de llevar tantos años contando los mismos chistes, bebiendo la misma fanta y el
mismo chorizo de la tienda de la prima que los hace ella riquísimos.
Recordadme que os hable de mi viaje a Bilbao, del Sonorama, de mi hamaca y de Basquiat, sobre todo de Basquiat.
jueves, 30 de julio de 2015
El hombre del espacio interior.
Foto: Calacerrada, la Azohía, Cartagena, España.
Lo primero pediros que contestéis a la pregunta de la derecha. A partir de ahora os iré preguntando cosas. Tranquilos, no es para nada importante, sólo curiosidad.
Este fin de semana he viajado sola. Bueno, en verdad quedé
con V- en el camping, y ha sido genial
volver a verla después de 6 años. Ella ha sido el empujón que necesitaba para
hacerlo. He conducido sola, he montado la tienda sola, he ido al centro de
buceo sola, he ido a la playa, he cenado, leído, desayunado, dormido, todo,
sola. Y creo que ha sido un error. Porque la experiencia ha sido tan increíble
que no quiero volver a viajar con nadie. Lo mejor ha sido volver al camping
después de 10 años y ver que todo seguía igual, ver a V-, a su familia y
sentirme en casa. Reencontrarme con gente a quien conocía pero que nunca había
visto allí y conocer un montón de gente más. Llegar e irme cuando me ha dado la
gana, no quedar, no preguntar, no hacer nada que no me apeteciera. No comer por
no cocinar, bañarme porque sí, cerrar los ojos, reír de felicidad. Tuve que
alargar el viaje un día más porque necesitaba creerme lo que estaba haciendo.
Hoy os pongo dos fotos de mi viaje. Una bajo el agua y otra
de la tienda de campaña que me ha acompañado durante muchos años pero que ha
encontrado su final en el inicio de mi independencia. Gracias por tantas
noches.
Y una canción de regalo
viernes, 17 de julio de 2015
El día que llegaste sin avisar.
"¿Cuándo te diste cuenta de que se nos había ido de las
manos? El día que llegaste sin avisar. No tenía mucho tiempo. Da igual,
teníamos un acuerdo. El problema fue que a mí no me importó. ¿El qué? ¿Qué no
llamara? Ni que vinieras. Ya, bueno, no sé era tarde, tenía cosas que hacer y
simplemente me apeteció pasar a verte. Pero no llamaste. No llamé. Ese es el
punto en el que todo se fue a la mierda, porque tú viniste y yo te abrí. No te
dije que te fueras. Accedí. No te entiendo, ya estás con tus cosas. No son mis
cosas, son nuestras cosas, es nuestro acuerdo y lo rompimos. Está bien, no
volveré a venir sin llamar. Ya no vale. Ya lo has hecho una vez. No pasa nada,
no volveré a hacerlo. Pero ya lo has hecho. ¿¡Te quieres callar!? ¡qué más da
que llamara o no! Vine sin avisar y a ti no te importó y eso confirma que esto
ya no es lo que pensábamos, que ahora hay algo más, que aunque te joda, me
quieres. No me jode. Pues reconócelo ya de una vez. Te quiero. Y yo a ti."
miércoles, 8 de julio de 2015
Compartir es vivir
Hace algunos meses leí un artículo en Facebook sobre niños.
Los que me seguís en esta red social sabéis que me he radicalizado un poco
respecto a algunos de estos post promadresfelices, pero este artículo me
encantó. Hablaba de un montón de cosas. Una que me gustó mucho fue sobre no
pedirle besos a los niños. Me violenta mucho ver a alguien besar, abrazar o
coger a un niño sin su consentimiento. Y esto, en general lo llevo bastante a
rajatabla. Eso no quiere decir que no sea cariñosa con ellos, al contrario,
pero les dejo su espacio, su ritmo. Por respeto.
Pero lo que yo quería deciros es algo que no me gustó de ese
artículo. Bueno, en su momento llegué incluso a estar a favor, pero pensando y
repensando he cambiado de opinión. El punto en cuestión hablaba del conflicto
“compartir los juguetes” y decía que no hay que obligar a los niños a que
compartan sus juguetes. Creo recordar que lo justificaba bajo el argumento “qué
pasa si alguien ya de mayor te pide tu coche y se lo tienes que dar porque
tienes que compartir”. Pues bien, señores, compartir no es una obligación, es
una forma de vida y los niños tienen que aprender que compartir no es un
sacrificio si no una oportunidad. Porque ¿qué pasa si tú un día necesitas un
coche para una urgencia y nadie te lo quiere prestar?.
Hace unos años en uno de mis viajes viví una experiencia increíble. Llevábamos horas caminando entre
arrozales cansados, sedientos y llenos de barro tras algunos culetazos en el
lodo. Llegamos a un río donde había unos diez niños bañándose, cantando y
jugando desperdigados por la orilla. Enseguida vinieron a saludarnos, a reírse
de nosotros por nuestra cara de matados y a pedirnos las botellas de agua
vacías para, entre otras cosas, jugar.
Llevábamos unos dulces y unas magdalenas que habían traído mis padres
desde España, regalo de mi abuela. Decidimos dárselas sin que nos las pidieran.
La cara de los niños fue divertidísima, viendo aquellos dulces maltratados por
los kilómetros y el sol. Algunos se arremolinaron y aunque no hubo ningún
empujón sí que se vio alguna mirada pícara. Pusieron los dulces encima de una
roca, hicieron un círculo y empezaron a comérselos con las manos. Pero no
estaban todos. Algunos de los niños estaban teniendo dificultades para llegar
hasta nosotros por entre las piedras del río. Entre bocado y bocado el resto
les llamaba diciéndoles en su lengua que se dieran prisa. Y, aunque los más
espabilados ya habían metido la mano un par de veces en la bolsa de pronto
dejaron de comer y esperaron a que llegaran los rezagados. Le habían guardado su porción, nadie había
comido más de la cuenta. Cuando llegó el último comió exactamente igual que el
resto. Todos reían con la boca llena de migas y los ojos vibrantes. También
había una mujer de unos 30 años. A ella también le guardaron su parte aún
cuando no había dicho ni una palabra. Cuando todos hubieron terminado llegó a
comerse su magdalena.
Y eso es exactamente lo que quiero de mis niños. Y con “mis
niños” me refiero a mis alumnos, a mis sobrinos, a mis amigos ya mayores.
Porque compartir no es una obligación, es una forma de vida. Es disfrutar de lo
tuyo con los demás, es saber que cuando tú lo necesites ellos estarán ahí
animándote para que llegues y esperándote. Porque eso es lo que tú harías por
ellos.
El mundo en el que vivimos es individualista, egoísta y
antisocial. Y de nosotros depende minimizar eso en el día a día.
Nuestros niños tienen de todo. DE TODO. Y si su juguete favorito se rompe porque lo
han compartido con otros niños pues qué mala suerte. Pero más triste es tirarlo
dos años después, nuevo, porque ya no lo usa. Debemos enseñar a nuestros hijos a jugar con los juguetes de los otros niños a tratarlos con cuidado y respeto y a
compartir. Sobre todo a compartir.
viernes, 3 de julio de 2015
Se nos pasó un año.
Se nos pasó un año. Durmiendo de espaldas, cansados los
viernes. Eligiendo vacaciones para Semana Santa. Sin
quejarnos del frío, de los platos sucios y que no queda leche. Un año.
martes, 26 de mayo de 2015
Vuelta al cole
Hace mucho que no escribo y es que he empezado a trabajar.
¡SÍ! En un cole muy guay y muy pijo. Pero estoy muy contenta. Echaba
de menos a los enanos y en apenas tres semanas ya estoy harta de ellos…
Mentira, son tan bonicos… Me rio mucho, la verdad. Me paso el día corriendo de
un lado para otro entre infantil y primaria, y es que, he ampliado horizontes y
también enseño a los mayores de la “guarde” que son para comérselos a bocados
si no fuera porque siempre llevan los mofletes negros de churretes y los
bolsillos llenos de arena. He conocido el miedo al ponerme pantalones blancos
el día que tocaba merendar chocolate. Casi muero de un infarto cuidando el
recreo. Creedme, mi trabajo puede llegar a ser de riesgo. He visto mocos del
tamaño de farolas y esta mañana he escuchado a una profesora decirle a un niño
“avísame que quiero ver esa caca” no sé, es otro mundo. A mí me
gustan más los mayores, los gañanes de 5º y 6º esos con el pavo encima que no
paran de retarte, pero mira, los peques también tienen sus cosas buenas, como
que te hacen caso, por ejemplo. Sólo tienes que ponerte seria y decirles que lo
que están haciendo te pone muy triste porque tú vas al cole a pasártelo bien y
se paralizan llenos de remordimientos. Maravilloso, la verdad. Lo de los mocos
lo llevo peor. En fin, que estoy feliz de volver al cole, de pasearme por el
patio del colegio con la rebequita sobre los hombros y los brazos cruzados, de
poder decir “no me gustan los chivatos”, “dale un beso y pídele perdón, pero de
corazón” o “los que estáis perdiendo el tiempo sois vosotros, yo esto ya me lo
sé”, de madrugar, de tener unos compañeros implicados y motivados, de preparar
la función de fin de curso, de llegar a casa reventada, de conducir cada
mañana, de comer lo mismo que los niños, de cantar todo el día y sobre todo de
escuchar a los enanos decir cosas como que los macarrones son fruta y verles
reír con la boca abierta, enseñando todos los dientes que les ha dejado el
Ratoncito Pérez.
martes, 12 de mayo de 2015
Foto: El Goloso, Madrid, Mayo 2015
Esto lo escribí hace tiempo, pero entre unas cosas y otras no lo he subido...
Es bastante curioso cuando hablas de que te estás
separando los comentarios que llegas a oír.
La mayoría de la gente intenta ayudar y apoyarte en
tu decisión. Otros sólo buscan los detalles para comprobar lo maravillosa que
es su vida y lo mal que estás gestionando tú la tuya. Pero en general casi todo
el mundo quiere darte palabras de aliento en el proceso y entre tanto cariño
terminas oyendo frases como estas:
-Entonces habéis terminado bien.
Hombre, todo lo bien que puede terminar una
relación en la que has vivido a 11.000km de tu familia y amigos, en la que la
única persona a tu lado para todo es tu pareja y ves que la cosa se va a pique.
Pues aún haciendo todo lo posible, alguna puñalada
se te escapa y otras tantas que recibes. Porque una separación por muy amistosa
que sea, no deja de ser chunga.
-Lo bueno es que no teníais hijos.
Como si no tenerlos te evitara el dolor y el
sufrimiento. ¿En qué pensáis cuando decís esa frase? ¿Es que si no eres padre
no sientes o padeces? No, mujer si yo lo digo por los papeles, la custodia y
todo eso. Pues si no confías en arreglar algo tan importante como el bienestar
de tus hijos con tu pareja sin necesidad de un abogado, igual el que necesita
separarse eres tú.
-No te preocupes, que seguro que conoces a alguien.
¿Qué te hace pensar que necesito conocer a alguien
para remontar? Precisamente el no saber estar sola y quererme a mí misma tal y
como soy es lo que me ha llevado a estar mal. Así que, quereos un
poquito más vosotros y dejad de proyectar la felicidad en los otros. Yo quiero
estar bien como soy y meter a alguien en mi vida lo único que haría ahora sería
entorpecer mi camino.
Así que, por favor, la próxima vez que alguien os
diga que se está separando evitad estas frases tan poco delicadas y lapidarias.
No ayudan. Nada.
viernes, 24 de abril de 2015
Estupendo
He visto esto y he tenido que sonreír muy grande. Me he imaginado la reunión de vecinos en la que decidieron poner el telefonillo de apertura automática: a ver, ponemos 1°A- 1°B o 1°derecha-1° Izquierda. ¿Pero derecha es el de la derecha según entras en el portal o cuando subes las escaleras? Hombre, pues desde el portal. Ya pero si yo abro la puerta la derecha me queda a la izquierda y es un lío. Joder, Paco, no es tan complicado. Mira mejor lo ponemos con A y B y así no discutimos. Pero a mí ¿cuál me toca el A o el B? Pues el que quieras. Yo quiero el A. Yo también. Doña Emilia el A se lo ha pedido Rafael, a usted le toca el B. Ah, no, yo quiero el A. Pero es que su casa está a la derecha así que le toca el B, el A a la izquierda y el B a la derecha. ¿Pero no habíamos dicho que no había izquierda y derecha? Yo así no me entero. Vamos a ver ¡QUE SOMOS CUATRO VECINOS! ¡y no nos ponemos de acuerdo! Ponemos el nombre y punto. Hombre, Felipe, pero ¿eso no va a ser un poco raro?. ¿Raro por qué? Ponemos los cuatro nombres y así todo el que llame sabe dónde timbrar. Pues qué buena idea. Yo creo que puede funcionar. Venga, lo ponemos un tiempo a ver qué pasa. Estupendo. Estupendo.
miércoles, 22 de abril de 2015
Y llorarán
El día que todo termine llegará.
Y no serás tú ni seré yo.
Serán ellos, los que triunfaron.
Ellos recogerán el terror con sus bocas
llenas de ceniza,
el crujido de la tierra entre los dientes
el dolor de cada muro derruido
y llorarán.
domingo, 12 de abril de 2015
El día que mi madre empezó a usar las toallas nuevas.
Foto: Málaga, Abril 2015
La verdad que no recuerdo qué
día fue, ni si para ella fue una fecha señalada, una decisión más en su
apretada agenda o un momento revelador como lo fue para mí.
Llevo bastante tiempo
viviendo fuera de casa de mis padres y hace ya varios años, en uno de esos días
como hoy, que vuelves para ver si te puedes llevar algún táper lleno descubrí
que mi madre había comenzado a usar la toallas nuevas. En verdad ya no eran
nuevas, muchas de ellas hacía años que estaban por la casa. Guardadas en el
armario del cuarto de baño sin ser usadas. Otras eran algún regalo. El caso es
que me encontré que había toallas nuevas en el baño. Pensé que había debido
venir visita y no le eché cuenta. La segunda vez me sorprendió igual y comencé
a sospechar si mi madre no se habría liado la toalla a la cabeza y había
abierto el armario del baño. Así que fui a mirar y había un montón de toallas
preciosas, naranjas, verdes, amarillas, blancas, color crema… todas
perfectamente dobladas y mulliditas. Sorprendida, fui al armario de las toallas
chungas, ese del que las cogíamos cuando necesitábamos y apenas había dos
toallas en no muy malas condiciones. Mamá ¿qué toalla cojo? Una de ahí del
baño. ¿Cuál, todas son nuevas? La que quieras. ¡BUM! No recuerdo lo que pensé
en ese momento. Pero sí que cogí la toalla con mucho respeto. Casi miedo. No sé
porqué me impactó tanto aquello, pero muchas veces que tengo algo nuevo,
bonito, maravilloso y pienso que qué pena usarlo que se va a estropear, gastar,
perder, romper, pienso en lo maravilloso que es llegar a casa de mis padres y
encontrarse las toallas nuevas. También me acuerdo de cuando a mi abuela le
regalaron una bata preciosa para que la usara en el hospital una vez que la
operaron. Tenía 80 años y la guardó porque se iba a estropear y claro, nunca la
usó. Igual algún día que mi madre la obligaría a ponérsela.
miércoles, 8 de abril de 2015
sábado, 21 de marzo de 2015
Mensajes
A veces me escribo notas de amor que escondo deliberadamente en alguna prenda de verano, o en el bolsillo pequeño de alguna mochila.
Mensajes breves como "No te olvides de mí. Te quiero" o "Estos pantalones ya no te valen, pero sigues siendo preciosa".
viernes, 20 de marzo de 2015
Nervios
"
- ¿Has traído lo que te pedí?
- Sí, está en la bolsa.- ¿Todos?
- Sí, y dos más por si acaso.
- ¿Te ha visto alguien?
- ¿Por quién me tomas?
- Vale… perdona, son los nervios ¿Quieres tomar algo?
- Agua.
- ¿Sólo agua? ¿No prefieres una copa?
- He dicho agua.
- Si te vas a poner así no te pongo nada.
- Ya… lo siento, son los nervios."
lunes, 16 de marzo de 2015
Otra de amor
Ahora, justo ahora que no tengo pareja ni ganas de tenerla.
Ahora que conocer a alguien me parecería un suicidio y una irresponsabilidad,
ahora que no creo en el amor, es cuando más pienso en la idea absoluta de la
palabra.
Y es que el amor, señores, es una mierda.
Pero tranquilos, la culpa no es de Nietzsche ni de los test
de la Cuore. La culpa es de Hollywood. Porque idealizar el amor es horrible,
pero que además nos adornen escenas de celos,
mentiras, inseguridades y demás mamarrachadas como amor, es una vergüenza.
Ya os lo comenté hace unos meses y sigo pensando igual. Pero
esta vez añadiré que nos empeñamos en buscar el amor en personas simplemente
porque nos gusta una faceta de ellas y cuadrar todas las demás es realmente
complicado.
Conoces a alguien en un bar, en la boda de tu prima o en
internet. Te gusta, quedáis para ir a cenar y acostaros y os enamoráis como
perras. MAL. Esa persona tiene una vida tan compleja o más que la tuya. Tiene
padres, hermanos, primos, problemas con todos ellos, adicciones, manías,
problemas de salud y mentales, ronca, conduce mal, odia el campo, hace
demasiadas fotos, sorbe la sopa… y todo esto lo pasamos por alto porque nos
empeñamos en creer que es el amor llamando a nuestra puerta. Y nos casamos, nos
compramos una casa y tenemos hijos y de pronto nos damos cuentas de que no
soportamos a su hermano, que no hemos conseguido que deje de roncar y que sigue
sin gustarle el campo. Y una vez más nos hemos enamorado de la idealización de
una persona. De lo que nosotros mismos habíamos proyectado. Pero las
consecuencias son devastadoras.
Mi conclusión es que hay que hacerse pareja con un amigo.
Alguien a quien conozcas de hace tiempo que sepa tus manías, tus cambios de
humor, tus chistes malos, tus pocas ganas de ir al campo y con quien no tengas
que fingir que te gusta el skateboard sólo para impresionarle. Vale que igual
el sexo no es el mejor del mundo, pero seamos sinceros, después de tres años de
relación ¿quién
tiene buen sexo con su pareja de forma regular? Al ser tu amigo siempre
puedes preestablecer unas normas de convivencia, como lo harías si no fuera tu
pareja. Puedes planificar como criar a los niños, o quién hace la compra de
forma verbal y vinculante. Y el cariño llegará solo, como el cariño que queda
cuando se acaba el amor. Así que buscad a un buen amigo o amiga y sentaos a dialogar
sobre la posibilidad de formar una familia o envejecer juntos. Que
lo mismo el amor es mejor crearlo que buscarlo.
sábado, 7 de marzo de 2015
Un acto de fe.
Hoy cumplo 30 años (Treinta).
Siempre que le preguntas a alguien qué tal son los 20 o los
30 o los 40 siempre te dicen “esa es la mejor época”. Pienso que simplemente
aprendemos a querernos más y a valorar mejor lo que nos rodea. Superar los 20
va a ser complicado. En estos diez años he hecho muchas cosas. Tantas, que no
sé si quiero hacer más en los diez siguientes.
Todas han sido maravillosas y tienen una historia delate y
otra detrás, y todas ellas están entrelazadas. Nunca hubiera ocurrido la última
sin la primera. Y, aunque hay cosas que
me hubiera gustado que no hubieran ocurrido, no me arrepiento de nada.
Recuerdo cuando tenía 20 que imaginaba cómo sería con 30 y
os puedo asegurar que en ningún momento se me ocurrió que viviría con unos
universitarios en un ático en Plaza de Castilla. No sé, me imaginaba casada,
con hijos, un trabajo estable, comer los domingos con mis padres y vacaciones
en Mallorca. Y visto así, me alegro mucho de que no se cumplieran mis
expectativas. Es cierto que me estoy perdiendo todo lo que mis amigos tienen
ahora: sus familias, sus trabajos, sus mascotas… pero a cambio he tenido diez
años espectaculares. Diez años que espero no repetir.
Estoy convencida que los que vienen van a ser geniales. En
este tiempo he aprendido a reírme de mí y también un poco de vosotros.
Sólo queda tener fe.
martes, 3 de marzo de 2015
Vivir con universitarios.
Aquí os traigo un resumen diario de mi primer mes
de reindependencia. Como muchos sabéis estoy compartiendo piso con
varios universitarios y a lo largo de estas cuatro semanas he ido
escribiendo mis aventuras y desventuras con estos jóvenes.
Menos mal que febrero sólo tiene 28 días:
DÍA 1:
Se pueden plantar patatas encima de la lavadora.
El baño está sorprendentemente limpio.
DÍA 2:
Ayer hicimos lista de las cosas que hay que pedirle a la
casera.
Nadie pidió una cafetera.
Sacadme de aquí.
DÍA 3:
Alguien tiene que explicarle a los niños que más limpiador
no significa más limpio.
Ya tengo cafetera.
DÍA 4:
DÍA 5:
El calentador no
funciona.
Mañana me voy a duchar a casa de mi hermano.
DÍA 7:
Seguimos sin agua
caliente.
He escrito a mi maravilloso hermano al que amo con locura:
DÍA 8:
Hay un agujero negro
debajo de la escalera.
Ya hay una plancha, varias cajas, dos farolillos y un niño.
DÍA 9:
Han decidio que en
esta casa no se le abre la puerta ni al cartero.
DÍA 12:
NOCHE 12:
Ha venido la novia de uno ellos.
Son las 4 de la mañana.
Se les oye en toda la casa.
DÍA 13:
El polvo de por la mañana no se lo salta nadie.
Da vergüencita.
La pregunta es ¿cómo se le dan los buenos días a alguien a
quien no conoces pero que llevas toda la noche escuchando gemir?
Qué difícil va a ser no hacer ningún comentario al
respecto tipo: 'hombre, tú eres Marta, te había reconocido por la voz' (guiño,
guiño)
DÍA 14:
Dicen que no pasa nada si pisas lo fregao.
Si oís
sirenas soy yo cometiendo un asesinato múltiple.
DÍA 16
DÍA 17
La vida social de estos chicos es infinita.
Pueden hablar 14h por teléfono.
No friegan la taza del colacao.
DÍA 18
Tranquilos, yo uso el otro baño...
DÍA 20
Los macarrones y la pizza deben de ser obligatorios en la
universidad.
A veces hago arroz para integrarme.
DÍA 21
Estoy preocupada.
Se ha quedado la novia de uno de los universitarios y no he
oído nada en toda la noche.
DÍA 22
I LOVE encontrar estos mensajes por la mañana.
DÍA 23
Los estudiantes han decidido que el mejor lugar para dejar
la ropa limpia es el tendedero, no el armario.
DIA 24
Estoy fascinada con el apoyo recibido.
DÍA 26
La cocina está limpia, los baños están limpios, el salón
está limpio.
Algo no va bien.
DÍA 27
El cuarto de baño está más concurrido
que la M30.
Sospecho que en casa vive más gente de
la que conozco.
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