La señora Luisa.
Se fue del mundo en silencio y sin dar ruido,
casi de puntillas… imperceptible para el oído, aunque lo llenaba de
alegría sin saberlo. Sencillamente por cosas tan simples como que nunca
supo dar un problema, a ella le gustaban muchísimo más las soluciones. Y
siempre se le ocurría alguna entre su inconfundible sonrisa. Y es que
aunque tuviese el pelo blanco… seguía siendo una niña incombustible.
Ella no enseñaba a nadie, predicaba con el
ejemplo y es que era la mejor manera de inculcar algo. Si se ve hacer es
más fácil, la cosa es que ella estaba más que encantada de ser la
primera aunque tampoco le importaba ser la última en ese bien saber que
llegan a dominar los ancianos en la cúspide de sus vidas. Pero ella no
funcionaba con imposibles, los hacia realidad.
Menuda la señora Luisa que ahora esta con
su tocayo recuperando el tiempo perdido. No hubo tanto amor en tan poco
espacio, podría escribirse con letras mayúsculas, porque sinceramente no
variaría el resultado, porque no importaban los tamaños cuando estaban
en el mismo cuarto. Los dos tenían el corazón tan grande que lo
increíble era que los contenían en cuerpos tan dispares.
Para nada, porque nada es lo que parece
cuando se sabe jugar tan bien a las cartas y se sabe bailar durante toda
la vida entera. El brillo es algo que se gana con el tiempo, otros
nacen con el puesto. Puede que las estrellas que viven en la tierra son
las que después nacen en el cielo o que directamente existen para
siempre con una energía inmortal, de cualquiera de las maneras. Me
siento orgulloso de haber pertenecido a su historia personal.
Casi todas las abuelas adulan a sus nietos,
les tiran flores y ponen adornos con florituras en sus conversaciones,
todas tienen alguno que es el mejor en alguna cosa que no importa o
tiene menos relevancia de la que se le pueda dar. Yo tengo una abuela a
la que nombrar con tantos calificativos positivos que más de uno se
moriría corroído por la envidia. Ella en cambio no tenía de eso tampoco.
Lo suyo era para los demás, porque había vivido las penurias de la
guerra y no se lo deseaba ni a su peor enemigo.
Tampoco tenía de eso, ni conocía su
significado. Así de grande era (aunque lo coloco en seis letras,
tardaría muchos folios y demasiados árboles en delimitarlo) que nada que
no fuese bueno valía para sus planes de futuro. La gente suele vivir
una vida con más o menos fortuna, los altibajos existen hasta en Suiza…
pero vivir una vida plena con tanta suerte no esta al alcance de
cualquiera, porque si eres lo que dejas en el mundo.
Se va de puntillas, pero dejando un legado digno de reyes.
Todos aplauden cuando el mago saca un
conejo de la chistera, nadie se da cuenta de que algunas casas la magia
no es un truco, si no una vivencia diaria con el peso de una vida a las
costillas, ella era una hormiga con corazón de león y voluntad
inquebrantable. Además tenía tanta energía que no era normal, ni
continua, ni alterna, si la enchufaban a la corriente hubiese fundido
media ciudad.
Se me escapa una lectora, mi abuela se va
después de dejar todo en su sitio… Queda su leyenda escrita con letras
de esas bonitas a la vista, como lo era ella. Una amapola entre los
tonos pajizos de los veranos en la mancha. Un toque refrescante en mitad
del desierto. Simplemente ella conoce el secreto de la excelencia.