"Hacía mucho que no se
veían, meses, quizá años. Tampoco se habían echado de menos. Cada uno tenía su
vida. Desde hacía tres años llevaba tatuado su nombre en el pecho, para
recordar todo aquello. Nunca lo supo. Y nunca se lo diría.
Hablaron de aquellas tardes en el
museo, recorriendo las salas una y otra vez. Haciendo los mismo chistes de los
mismos cuadros. Riendo cada vez más alto al ver lo estúpidos que eran contando
las mismas bromas de las que nunca se cansarían. Hacíamos buen equipo, le dijo. Algunas noches también
iban al teatro.
Dejaron de verse de pronto. Podría
decirse que sin motivo, pero simplemente se les acabaron las excusas. No
llamaron, no escribieron, no hizo falta.
Hacía años que no se veían, quizá
meses. No se habían acordado el otro del uno. Pero tampoco se habían olvidado.
Eso era imposible.
-¿Qué tal todo por aquí?
-Bien
-¿Hubo más como yo?
-Sí, muchos
-¿Qué tal los chicos?
-Para ellos, todos los que vinieron
detrás de ti eran tú.
-Y para ti.
-Y para mí."
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