lunes, 3 de noviembre de 2014

22 de Agosto de 2014 Polaroids


No poder salir del hotel porque un grupo de monjes tapan la salida pidiendo comida es una forma como otra cualquiera de empezar el quinto día.
La mañana transcurre tranquila hasta la hora de jugar. Con paciencia, llenos las manos de los niños de puntos azules. Tantos como ellos saben decir en inglés. Los más avanzados se van con diez y algunos que son nuevos se llevan dos y uno de regalo. Los más activos y motivados reciben un punto en la frente sin preguntar y llaman corriendo a los demás que vienen también a buscar el suyo.
La tarde es más calmada. Hoy toca película y aprovecho para hacer alguna foto a la escuela y regalarle alguna polaroid a los niños que orgullosos se pasean por el patio enseñándoselas a sus amigos.
La magia de las polaroids no viene de las fotos, si no de las caras que ponen al verlas.


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