Me he propuesto no decir nada del resultado de las elecciones. Esto me va a costar mucho, pero mi madre me ha educado muy bien y me ha enseñado que aunque el blog sea tuyo escribir palabras feas, ofensivas, malsonantes o hirientes es de mala educación... y yo soy de todo, menos maleducada.
Me morderé la lengua, así me envenene.
Hoy os iba a hablar de mi pueblo, pero también me salían cosas sobre los resultados electorales, así que lo dejaré para otro momento.

Os contaré el increible milagro de las pipas mágicas y los girasoles locos. Mi tía P- me envió (vía padres) un sobrecito con algunas pipas de girasol de los girasoles de su huerto, que al parecer son muy grandes, muy bonitos y las pipas están muy buenas. Yo, después de comprobar que era legal plantarlas aquí (tampoco investigué mucho por si no lo era y me quedaba con las ganas de comer pipas), cogí 3 vasitos de plástico, les hice un agujero en el fongo, eché tierra y cometí EL ERROR: puse unas 8 pipas en casa vaso. A los dos días tuve que correr a comprar lo menos 10 macetas para transplantar las 15 plantas que estaban saliendo como locas (nota a los que estén intentando entender como puedes poner 15 girasoles en 10 macetas: teníamos algunas macetas de sobra en casa y algunas de las plantas se quedaron en los vasos).

El caso es que ahora tenemos 15 de girasoles. Si plantar un girasol español en Singapur podría ser ilegal, imagináos tener una plantación en la terraza... en fin, esperemos que al Señor Embajador le gusten la pipas, y acepte una maceta como regalo para sacarnos de la cárcel.