miércoles, 18 de mayo de 2011

Cortar por lo sano.

Creo que he hecho una de las cosas más importantes que podría hacer en Singapur y en toda mi vida... dejar que un chino me corte el pelo.

Tenía el pelo MUY largo y las puntas bastante estropeadas y ahora que vamos a correr y a la piscina era un tostón. Después de comer con D- me acerqué a la "papelería"(si se le puede llamr así) a comprar un cuter porque por la mañana había roto el que teníamos en casa haciendo agujeros a vasos de plástico para plantar semillas de girasol XXL. El caso es que al lado de la "papelería" había una peluquería y dije ahora o nunca. Para empezar el peluquero (un chino con el pelo de punta pintado de rosa y naranja)  no hablaba inglés, mucho menos español, así que otra de las peluqueras hacía las veces de traductora. Me preguntaron que si quería que me lavaran el pelo o sólo que me lo cortaran... creo que no se habían fijado en la cantidad de pelo que tengo, si no ya te digo yo que esa pregunta sobraba. El pelo por supuesto lo tenía limpio que me lo había lavado por la mañana después de la piscina. Pero ante el miedo a que metiera el peine sin haberme echado 4litros de suavizante me hizo panicar y por poco termino gritando que sí que me lavaran el pelo por el amor de Dios. A lo que Espinete aparece con la mano llena de champú y un potecito con agua, me pringa el cogote con el champú, echa un chorrito de agua y se pone a restregar así, en seco. Imagináos lo que tardó aquello en hacer espuma...

A pesar de las barreras idiomáticas Espinete me cortó el pelo bastante bien, y las demás peluqueras pasaron un rato estupendo preguntándome cosas. Debe ser que no están acostumbrados a tener clientes con los ojos abiertos (y eso que a mi ya me han dicho que los tengo un poco achinados).

Por cierto, quiero aprovechar que es mi blog para mandar mucha fuerza a toda la gente que se está manifestando estos días en toda España. Me siento orgullosa. Porque la situación hace tiempo que es insostenible y lo de los políticos en nuestro país es de chiste (de chiste malo). Y creo que ya es hora de que las protestas sean algo más que cuatro niñatos rompiendo escaparates. Es hora de que la gente aguante, y se una y diga todo lo que le de la real gana. Porque nos nos estamos jugando el futuro, nos estamos jugando perder todo aquello por lo que nuestros padres y nuestros abuelos lucharon. En el pasado.

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