Después de todo el estrés, preparativos, nervios, compras de
última hora, ayer cancelaron nuestro vuelo. Lo han cambiado para un día más
tarde. Nada grave, sólo que llegamos a las 5 de la mañana y a las 5 de
la tarde estamos cogiendo otro avión a Salta. Una pistola y una almohada cómoda
no pueden faltar en mi maleta.
Con estos nervios además de alterada estoy completamente
desequilibrada, puedo odiar y querer a alguien en menos de 3 min. También a la
inversa. Lo bueno es que soy consciente y me muerdo la lengua antes de abrir la
boca. Como el otro día que expresé que estaba flipando porque me iba a
Argentina y me contestaron “Bueno, mucha gente va a Argentina y vuelve y no
pasa nada” Me mordí la lengua porque la otra opción era escupirle la cara
después de estamparle el vaso de agua. ¿PODEMOS POR FAVOR PENSAR ANTES DE
HABLAR? Pues claro que la gente va a Argentina y vuelve y no pasa nada, y a
China y al Polo Norte. Y si vas treinta y siete veces a Argentina seguramente
ya no te pondrás nervioso. Pero esta es la vez que me da la gana ponerme
histérica. Porque puedo, porque quiero. Porque mis problemas, mis miedos y mis
inquietudes no responden a tus cánones de cosas importantes. Porque el día que
tú estés nervioso a mí me parecerán motivos anecdóticos. Y mira, tampoco pasa nada.
Basta con ser respetuoso. La gente va a Argentina y vuelve y no pasa nada. Pero
a mí sí me va a pasar. Como me pasa cada vez que viajo. Como me pasa cada vez
que pongo el cepillo de dientes en el neceser, que repaso la lista de cosas que
no puedo olvidar. Como me pasó la semana pasada cuando decidí irme a la playa
sola. Que me pasó todo, de todo, por encima, como un tráiler, aplastando mis
ideas, mis miedos, me pasó la vida. La vida entera en un viaje a Murcia. Y
vuelta. Y me voy a Argentina cagada de miedo porque no sé qué me voy a encontrar en los barrios
más pobres del país, haciendo fotos a la más absoluta miseria, llegar al hotel
y sonreír porque tengo wifi para poder contároslo. Es RIDÍCULO. La vida es
ridícula, y por eso no pasa nada cuando vas a Argentina y vuelves, excepto que
ya no eres el mismo cuando regresas a casa. Excepto porque todo lo que has
visto, sentido, olido, es ahora parte de ti. Es algo que no vas a poder borrar,
ni cambiar. Excepto porque he dejado el trabajo y a la vuelta ya no volveré al
cole.
1 comentario:
Tenías que haberle estampado el vaso en la cara...seguro que se te pasaban los nervios un poco������.
Fdo: La Rubia��
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