domingo, 19 de febrero de 2012

ConVivir


Odio a mi vecina. Apenas la conozco, nos cruzamos un día en la escalera y apenas la he visto 5 veces sentada en los bancos de enfrente del portal. Mi vecina tiene un novio. Supimos que tenía novio el año pasado, la noche que mis padres llegaron a Singapur. Mi vecina y su novio estuvieron hasta las 6 de las mañana dando gritos y portazos. Después de aquello supuse que habrían roto. A las 3 semanas volvieron lo gritos, portazos. Cada vez más fuertes. Esta relación lejos de estar condenada a cenizas parece revivir cada día el fuego interno de mi vecina que alterna las disputas conyugales con música a más de 300decibelios. Hace un mes apareció un camión de mudanzas en la puerta de casa... él se venía a vivir con ella. No entiendo porqué ella no se fue a vivir con él. Todas las mañanas a partir de las 11 se oyen gritos paseándose por la casa, cocina, salón, dormitorio, salón, terraza, salón... Y a partir de las 4 de la tarde puedes escuchar el mayor repertorio de música conocida. La música no es mala, pero cuando te obligan a escucharla durante 5 horas todos los días, Vivaldi se convierte en un gilipollas y la orquesta entera en hinchas gritando la victoria de su equipo de fútbol. Cada nota de ese maldito trombón se convierte en un dolor de cabeza. Gracias a Dios pasamos demasiadas horas fuera de casa para tener que sufrir esto a diario, pero los fines de semana son sagrados. Siesta, peli, lectura y más siesta. Desde que el novio de mudó tenemos música, gritos, intento de lectura, más música, y portazo. Éste último mío, encerrándome en el estudio para encontrar un minuto de calma y silencio.
Y es que con esta tensión vecinal se me alteran los chacras y no hay forma de ponerlos rectos. Así que empiezo el lunes desalineada.
Por suerte, los animalillos con los que compartimos casa parecen ajenos a este huracán y se limitan a vivir en la terraza a sus anchas y hacer incursiones a la cocina en busca de bichillos y alguna miga mal barrida.
Os pongo unas fotos que le hice a un minilagarto que encontré el otro día en la piña que plantamos el año pasado y que creemos, dentro de poco nos dará piñas. La planta, no el largato.

1 comentario:

Kramen dijo...

Dios dio algo increible para vecinos asi... tapones de cera jejeje, y si no, yo probaría a enchufarles el lagarto que seguro que da miedo, tipo hulk, siendo señores de la naturaleza.

Aun asi... da saludos a los tios, y suerte para ti, porque quien aguanta vecinos asi... se ganan algo bueno en el futuro