miércoles, 2 de marzo de 2016

FEBRERO MARZO ABRIL



No escribo en febrero porque no me gusta febrero. Punto. No me gusta la luz, ni la sensación, ni el color. No me gusta el frío, ni las heladas, ni el aire. No me gusta el gris plomizo de sus nubes.

Me gusta marzo, por la eme y por la zeta. Me gusta porque es mi cumpleaños y el de mi abuela. Porque tiene mar. Porque es naranja, como septiembre. Porque toca la Habitación Roja en Madrid.

Después de marzo llega abril, ligero, y mayo, severo, abriendo las puertas de un verano: junio y julio y agosto y sus tardes. Y otra vez septiembre y sus tatuajes y octubre, que no lo ves. Noviembre tan feo como febrero y Navidad. Y un año más que se termina sin darte cuenta porque hace tiempo que perdimos la sensación del tiempo infantil, esa que no entiende que se te pase un año volando ¡Con la de cosas que tiene un año! Esa que no puede resumir 366 días en una entrada de blog porque no sabría por dónde empezar.

Y qué pena madurar, y qué divertido hacer cosas de mayores, porque pasar la ITV es de mayores.


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