Pulau Dayang

Nadie diría que ha sido un fin de semana estupendo, dos días para recuperarme, la espalda quemada y las piernas y brazos llenos de ampollas que pican (mucho) y algún sustillo bajo el agua.
Como algunos sabéis, este fin de semana nos fuimos a hacer el curso de buceo a una isla de Malasia. El fin de semana tiene muuuuchas cosas que contar, así que haré un resumen de todo: Furgoneta, hamburguesa, furgoneta, barco, dormir, comer, bucear, comer, bucear, comer, bucear, comer, dormir, bucear, comer, bucear, barco, hamburguesa, autobús.

Lo de bucear es una experiencia increible, al principio acojona un poco, porque llevas un montón de tubos y cacharros, pero luego es como conducir, que no necesitas pensar en levantar el pie del embrague mientras aceleras, te sale solo. Al principio te olvidas hasta de respirar, y al final del fin de semana estás dando volteretas cual astronauta a 10m de profundidad.... WOW! Aquí son aguas bastantes cálidas y en seguida ves todo tipo de peces y corales.... vimos peces payaso (como Nemo), estrellas de mar gigantes, tortugas, peces de todos los colores, pepinos de mar, babosas tecnicolores..... ahora entendéis porque a veces se te olvida respirar...

La isla en la que estuvimos también quita el hipo, como veís en las fotos. El alojamiento dista mucho de un hotel de 5 estrellas, pero la comida no está mal y, con chanclas, cualquier ducha es buena.
Después de todo el fin de semana saltando de barco a barco y buceando cuando llegas a tierra firme sigues teniendo la sensación de que todo se mueve, como en el barco... ayer mismo el aula donde voy a clase de inglés se movión cual pesquero y terminé derribando una mesa.

Ahora solo queda esperar a que se curen las bonitas erupciones causadas por los malditos, digo, bonitos bichos del mar... y si Dios quiere, en unas semanas, volvemos a ponernos las aletas.