jueves, 10 de agosto de 2017

Para las maras los migrantes somos "tesoritos"


Pongamos que vas en tren. Uno de esos nocturnos. Pero no vas cómodamente sentado, no tienes billete porque es un tren de mercancías. Y vas el techo, o agarrado a cualquier pieza metálica de dudosa resistencia. El tren frena de golpe en una zona boscosa. Miras y no ves nada. Oyes disparos. Tienes dos opciones, salir corriendo por un bosque que no conoces o encontrar un rincón en el que esconderte y rezar porque no te encuentren. Oyes voces cada vez más cerca. En el mejor de los casos es la Migra (policía migratoria) te encuentran, te dan una paliza, te roban y de vuelta a tu casa. La otra posibilidad es que sea algún grupo organizado: te dan una paliza, te roban, llaman a tu familia y les extorsionan hasta que paguen una cantidad de dinero. Si lo hacen, tú decides si vuelves a casa o sigues el viaje. Si no lo hacen, acabarás muerto en cualquier descampado. 
Fin. 


Y esta es sólo una de las cosas que te pueden pasar. Hoy hemos estado en un albergue de migrantes. Allí desayunan y están tranquilos hasta que pasa uno de los trenes. La Migra no puede entrar, así que los migrantes descansan al sol hasta la hora de la comida. Un pequeño oasis en el camino. 
Otro día os cuento alguna de sus historias. 

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