Los que llevamos gafas sufrimos en
silencio.
Gracias a Dios yo nunca he tenido
problemas de hemorroides y cruzo los dedos porque así sea mucho tiempo, pero
creo que llevar gafas se podría comparar con este incómodo problema que uno
sufre sin poder comentar o compartir abiertamente.
Los gafotas somos minoría, pero sólo
porque los que no llevan gafas no van a oftalmólogo. Si fueran, llevarían
gafas. Casi todos.
Los que llevamos gafas tenemos
hiperelasticidad en el cuello porque no vemos por el rabillo del ojo, así que
tenemos que girar la cabeza un 30% más que el resto de la gente.
Llevar gafas es una desventaja SIEMPRE.
Si quieres hacer deporte tienes que usar lentillas y si usas lentillas tienes
que tener cuidado en la piscina o se te secan los ojos al montar en bici o
simplemente tus ojos deciden que las lentillas no son para ellos.
Los peores momentos son en invierno
cuando hace mucho frío en la calle y entras a un bar y se te empañan por
completo los cristales. Es bastante común acordarte del que te vendió las
gafas. De él y de su madre.
Ya que tienes que llevar una cosa en la
cara todos los días del año lo mejor es comprarse gafas chulas y cambiar de
modelo a menudo, al menos puedes hacer de tu sufrimiento un complemento
DI-VI-NO.
Sólo hay una cosa que los cuatro ojos
odiamos más que nuestras gafas: la gente que lleva gafas sin necesitarlas. A
ellos y a los que llevan lentillas de colores sólo les deseamos 8 dioptrías en
cada ojo de regalo de Navidad.
Pd: Ponte las gafas para el siguiente vídeo...