Y por supuesto no se termina sin hacer balance anual y
propósitos para año nuevo.
Han ocurrido muchas cosas muy importantes este año:
He conocido a mi vecino, una de las personas más grandes que
hay. Una persona con la que merece la pena compartir la vida. Y no sólo por
haber conseguido que nos fuéramos a Argentina, que también, por haber estado a mi lado todos
y cada uno de los días de este año, hasta lo que no nos hemos visto o escrito.
Porque cuando tienes un amigo como él sabes que pase lo que pase va a estar
contigo. Siempre.
También decidí dejar mi antiguo trabajo, no fue fácil, pero
la sensación de alivio fue tan tremenda que he disfrutado más la vida desde que
tomé la decisión. Es verdad que ahora estoy trabajando en otro sitio que no me
apasiona, pero pagan mejor y está más cerca de casa.
He perdido también un amigo. Hacía tiempo que
no nos veíamos, pero su muerte me ha ayudado a enfrentarme al gran tabú de la
muerte. Valga la redundancia. Cuando eres adolescente y muere alguien, tú como
que no terminas de entenderlo, los que mueren son mayores y puede haber algún drama un poco
más cercano, pero todo lo ves suficientemente lejos como para no querer
entenderlo. Empecé el año enterrando a padres de amigos y pasé por encima de
todos hasta que tuve que enfrentarme a la de O-. Y lo más impresionante ha sido
que todo el miedo, el dolor y la pena se fueron en el segundo en el que un
amigo de él que conocí en el tanatorio me dijo: “la vida son dos días y uno
llueve” y esa hostia en la boca del estómago fue lo que necesité para aceptar
la muerte. Darte cuenta de que da igual todo lo que hagas, da igual si vives 20
años que 100, serán siempre pocos. Y en nuestra mano está el disfrutarlos. La
hostia fue comprobar que O- los aprovechó tanto que se marchó con toda la
felicidad que pudo. Y aquí comenzó mi proceso:
¿Y tú? Si te mueres ahora
¿podrías irte feliz?
Tardé un par de meses en asimilarlo. La respuesta en mi
caso es sí. Incluso cuando dejé el trabajo, incluso las semanas de locura de
final de máster, incluso el día que estoy triste. Incluso ese día, entiendo que
es circunstancial, que tengo la grandísima suerte de vivir donde vivo, de tener
una familia estupenda, de compartir mi camino con unos amigos increíbles, de
tener un plato de comida caliente, de poder irme unos días a la playa con el
chico de la biblioteca, de ver nacer y crecer fuertes a todos mis sobrinos.
Todo esto lo he visto gracias a que murió un amigo. ¿Me habría dado cuenta
igual si no hubiera muerto? Yo creo que sí, pero habría tardado algo más.
Al próximo año no voy a pedirle NADA. A 2016 le pedí ser la
mitad de increíble que 2015 y ha sido tan impresionante que quiero empezar el
17 sin ninguna expectativa, con la mente preparada para recibir las hostias y
el corazón blandito para amortiguarlas. Cumplo 32 y eso hacen 8 los años que me
quedan para completar mi lista de cosas que hacer antes de los 40. Y todas
pasan por ser tremendamente feliz, por compartir mi vida con la gente que más
quiero, por seguir queriendo a todas y cada una de las personas que están
detrás de las pantallas de sus teléfonos dando los buenos días en Twitter. No
sabéis lo importantes que llegais a ser hasta que no te vas un tiempo.
Y por supuesto, este año he cumplido el gran sueño de montar
la web gracias P-. Si alguien quiere
verla puede enviarme un email o DM y se la paso si lo creo oportuno, la web
también.
Procedo a realizar la lista de cosas por las que voy a
recordar este año 2016:
-Ponerme un traje de apicultor en Taco Pozo, Argentina.
-Volver al camping sola.
-Conocer a mi vecino.
-Conducir por la carretera Panamericana.
-Ver a tres caballos salvajes corriendo por la carretera
Panamericana en mitad de la noche.
-Tener una web.
-Mudarme dentro de mi propia casa.
-Montar en helicóptero.
-Tocar un pulpo vivo bajo el mar.
-Acabar el máster
-Ir todos los días a la biblioteca y demostrarme a mí misma
que podía hacerlo.
-Ver las cataratas de Iguazú.
-Reírme a carcajadas buceando.
-Llorar de felicidad.
-Enamorarme.
Y la lista de cosas por las que quiero recordar 2017:
-No haber faltado ni un solo día a natación.
-Volver a Almería.
-No mudarme en todo el año.
-Aprobar el Advance.
-Conocer a gente maravillosa.
-Ver algo bonito
-Reírme a carcajadas todos los días.
-Llorar de felicidad.
-Enamorarme.
-Dormir al raso.
Y si no lo recuerdo por estos motivos será por otros mucho
mejores, o completamente diferentes, pero que me harán igualmente feliz.
Espero que hayáis
tenido un buen año.
Deseo con todas mis
fuerzas que 2017 no os traiga nada de lo que deseéis.
Que os enseñe a
disfrutar lo que ya tenéis.
A querer por encima
de todo y de todos.
A ser felices como si
la vida fueran dos días y uno lloviese.