Voy a hacer un diario de mi viaje y el viaje comienza ya,
con los preparativos, compras y nervios.

Lo que sí que no va a faltar es la cámara. Justo estoy
haciendo un seguro al equipo y es un follón. Supongo que la gente que hace
seguros a menudo pues no le parecerá complejo, pero yo soy un poco vaga y estas
cosas me aburren sobremanera.
También hemos estado planeando los días que tenemos libres.
Ya tenemos hotelazo en Iguazú y estamos buscando cómo contratar helicóptero
para sobrevolar las cataratas. A lo loco. El resto del viaje iremos en autobús,
coche, albergue y casas de acogida, así que tiraremos la casa por la ventana
los últimos días. Para volver a Buenos Aires desde Iguazú hemos cogido avión
con tan mala suerte que el billete de turista sólo deja meter maleta de 15 kg y
5 de mano. Así que para ampliar peso tendremos que volar en primera. Mi primer
viaje en Bussines y sólo va a durar 2 horas.
Después de 3 semanas de mochilera
no sé cómo nos acogerán en el avión. Intentaré roncar mucho, por joder.
Aún queda por preparar los días libres en Salta que tiene
toda la pinta de llevarse una excursión en bici a los yacimientos arqueológicos
y las quebradas de Cafayate. Pero ya veremos dónde terminamos.
Mientras me he comprado unas zapatillas de trekking que
tengo que ir domando. El forro polar con neopreno ya si eso lo domo allí,
aunque viendo el frío polar que está haciendo en Madrid estos días no descarto
quitarle la etiqueta y salir a tomarme una cerveza en chanclas y con él
puesto.
Y la gran alegría de esta semana ha sido no tener que
renovar el pasaporte. En algunos países (Argentina es uno de ellos) el pasaporte tiene que tener una
vigencia mínima de 6 meses y a mí me cumple esa vigencia en medio de mi viaje.
La verdad que me daba muchísima pena tener que cambiarlo después de casi 5 años
viajando con él. Hemos recorrido tantos lugares y tiene unas pegatinas tan
bonitas que me parecía digno cruzar el charco con él antes de su
jubilación.
Siempre he querido ir a Sudamérica, conocer la tierra del café (?) y el hogar de muchos de mis amigos, pero siempre me lo tomé como un proyecto a largo plazo, como algo que ya haría cuando tuviera tiempo, y dinero, ya de mayor. Y de pronto me voy así, flus, con mi pasaporte viejito, con mis zapatillas nuevas, con mi vecino al que hace apenas unos meses que conozco. Y con tantas ganas de ver, compartir y aprender que pienso engordar el alma hasta pagar exceso de peso.
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