miércoles, 13 de junio de 2012

el final


Al final siempre vienen los agradecimientos. 
Así que en los próximos días tendréis que aguantar los agradecimiento que no he hecho durante la película.


Hace unos años en la universidad tenía que elegir algunas asignaturas de "libre configuración" lo que viene siendo "optativas" y lo único que cuadraba en mi horario era "Filosofía para niños". Después de apuntarme descubrí que me moría de ganas por enterarme cómo mierda podías explicarle a un niño cosas sobre Platón, Nietzsche y compañía. Luego resultó que en verdad, el nombre del filósofo no es tan importante como su pensamiento y su legado y de lo que tienes te que preocupar es de enseñarle al niño otras formas de pensamiento, las que sean para que él sea crítico con su realidad. La asignatura no sólo fue interesante si no que además me resultó bastante fácil. Era una optativa así que lo más importante era que no me diera muchos dolores de cabeza. Así que, el siguiente año, busqué a esa profesora y elegí mis optativas según su horario y terminé estudiando "educación en valores" y "relatos filosóficos y educación para la paz".
Después de 2 años en su clase, un día en "educación en valores", la profesora dijo (no recuerdo las palabras exacta, pero más o menos algo tal que así:) "está bien decirle a alguien lo que no nos gusta de él cuando nos afecta su conducta. Hacerlo de una forma constructiva  y evitando el conflicto. Simplemente midiendo nuestras palabras y siendo sinceros y amables en nuestras valoraciones sin olvidar que son siempre objetivas. Pero, mucho mejor que eso es reconocer el trabajo o la buena actitud de alguien. Igual que hacemos cosas mal hacemos cosas bien y siempre se nos olvida elogiar los esfuerzos de las personas. Por pequeños que sean. Por ejemplo, si tienes un profesor muy malo es correcto que se lo hagas saber (a ser posible después de aprobar su asignatura) pero si el profe es bueno también tienes que reconocer su bondad y dedicación y darle las gracias". 
Evidentemente nunca le di las gracias. Y no porque no se las mereciera. No fue ni de lejos la mejor profesora de la carrera, pero sí muy buena y por supuesto que merecía unas palabras de gratitud. No lo hice por vergüenza. me daba cosa presentarme en su despacho y decirle "Juana, usted mola" así que nunca lo hice.
Tengo eso en la lista de cosas pendientes, y mientras, pues escribo un blog sobre mi y sobre las personas que me rodean y que, de una manera u otra, me influyen. A veces para mal (la mayoría) y a veces para bien. Y esas personas son las que tienen su propia "entrada", su propia foto y sus propias palabras. Como Juana hoy.
Otra vez voy tarde y ahora hay personas que se escapan de mi vida. Se van a continuar con la suya. En los próximos días les daré las gracias. A mi manera.
 Además queda por escrito.

2 comentarios:

Kramen dijo...

Las palabras adecuadas llegan a su debido momento, cuando la reflexion y la realidad toman la misma densidad.

Nunca hay tarde, ni temprano, ocurre cuando tiene que pasar. Esperaremos a tus palabras el tiempo que sea necesario, las buenas obras tardan en fraguarse y en realizarse. Nada se hace en un día.

Sístole dijo...

Decir lo que mola, mola. Como Juana. Además la gente se queda patidifusa la mayoría de las veces, porq como no se está acostumbrado...Lo cual es triste pero genial, porq le da un toque sorpresa a la vida.