lunes, 19 de septiembre de 2011

Dayang, creo que me estoy enamorando

Este fin de semana volvimos a Pulau Dayang. A bucear.

El sitio increible.
Es una isla pequeña llena de árboles con una playita en la que hay unas cabañas y comida rica hecha a puñados. Un pequeño embarcadero de madera en el que apenas caben 2 barquitos con nombres raros.

El plato de agua.
El bote del azúcar está sobre un plato de agua para que las hormigas no se metan dentro. Hay un vaso con 2 cucharas en un agua un poco oscura. Agitas el café con una de ellas y vuelves a ponerla en el vaso para que el siguiente pueda hacer lo mismo.

Cuando los peces duermen.
Nosotros buceamos. Se ven otros peces, haciendo cosas de peces, pero en silencio, para no despertar a los que duermen. Peces, cangrejos y morenas gigantes. Y los corales ya no son blancos y rosas, son verdes fosforito y rojos y amarillo eléctrico.

Descalza.
La noche del viernes al sábado nos hicieron quitarnos los zapatos nada más subir al barco para no mancharlo ni estropearlo. Los guardé en la mochila y ahí se quedaron hasta el domingo por la tarde. Descalza en la playa, en el embarcadero, en el barco, en el comedor, en las habitaciones.

Arena en la cara.
Por la mañana me desperté con arena en la cara.

1 comentario:

Kramen dijo...

Un lugar del que enamorarse y no salir de ahi...

No es rutina, cuando la felicidad es algo palpable a lo largo del dia