28 de agosto
Afrontando el penúltimo día de cole con resignación y un
poco de pena. Feliz de ver a los niños un día más y de volver con pegatinas en
la camiseta (girl-big-pink). Apenas hay tiempo de pararse a pensar en la pena,
los enanos siempre están tramando algo para tenernos entretenidos y, por
supuesto, nada bueno. Los charcos se conectan entre si en el camino al cole,
haciendo enormes balsas de barro rojo donde, si metes los pies se quedarán de
ese color al menos tres días. Aunque frotes.
Y los niños aprovechan la arena mojada para construir templos
y tirarse bolas bien compactas los unos a los otros. No queda nada para el
hasta luego. Para ellos será fácil. Para mi, imposible.
No hay comentarios:
Publicar un comentario