
Por mucho que los medios de comunicación se empeñen, el año empieza en septiembre y no en enero.
El verano es el descanso entre un año y otro. Es la diferencia entre un curso y el siguiente, pasar de la fila de los pequeños a la de los mayores. Hacer ese viaje que llevamos tanto tiempo planeando y que siempre soñamos... Olvidarnos del jefe y su señora. Pensar en la vida, en un cambio, en qué haré cuando vuelva a Madrid. Las cervezas en las terrazas, las charlas a media noche. El aire que entra por la ventana abierta. El verano es para enamorarse y llegar a septiembre con el corazón lleno de heridas de esas que uno piensa que son para siempre, pero que sólo duran hasta el verano siguiente...