lunes, 19 de septiembre de 2011

Dayang, creo que me estoy enamorando

Este fin de semana volvimos a Pulau Dayang. A bucear.

El sitio increible.
Es una isla pequeña llena de árboles con una playita en la que hay unas cabañas y comida rica hecha a puñados. Un pequeño embarcadero de madera en el que apenas caben 2 barquitos con nombres raros.

El plato de agua.
El bote del azúcar está sobre un plato de agua para que las hormigas no se metan dentro. Hay un vaso con 2 cucharas en un agua un poco oscura. Agitas el café con una de ellas y vuelves a ponerla en el vaso para que el siguiente pueda hacer lo mismo.

Cuando los peces duermen.
Nosotros buceamos. Se ven otros peces, haciendo cosas de peces, pero en silencio, para no despertar a los que duermen. Peces, cangrejos y morenas gigantes. Y los corales ya no son blancos y rosas, son verdes fosforito y rojos y amarillo eléctrico.

Descalza.
La noche del viernes al sábado nos hicieron quitarnos los zapatos nada más subir al barco para no mancharlo ni estropearlo. Los guardé en la mochila y ahí se quedaron hasta el domingo por la tarde. Descalza en la playa, en el embarcadero, en el barco, en el comedor, en las habitaciones.

Arena en la cara.
Por la mañana me desperté con arena en la cara.

lunes, 12 de septiembre de 2011

¿Por qué los chinos no llevan gafas de sol?


Vale que tengan los ojos pequeños y casi no les entre el sol por ellos, pero con lo pijas que son las chinas no sé cómo no se han dado cuanta de que ¡son un complemento ideal! y además ¡son combinables con el bolso!
Yo por supuesto llevo gafas de sol hasta en el ascensor. Esta mañana me he parado con ellas puestas a lo Audrey Hepburn en Desayuno con Diamantes delante de la tienda de tartas de debajo de casa... No tiene el mismo glamour que Tiffany's, pero oye, el olor despierta a cualquiera. Ha sido al ver mi reflejo en el escaparate cuando me he fijado en que nadie lleva gafas de sol en este país.
Con la poca nariz que tienen algunos tendrían que sujetárselas con chinchetas...



Ah! ahora puedo poner las fotos extragrandes, para que la veáis mejor... (¡BUAHAHAHAHAHA!)

viernes, 9 de septiembre de 2011

Niños chinos que aprenden español






Como ya sabéis casi todos, estoy trabajando en una escuela de español. No es una escuela cualquiera, no da leche merengada, pero está asociada al Institttuto Cervanttttes.
Resulta que la escuela ofrece español para todos los que quieran aprender, ya sea porque les gusta, porque lo necesitan para el trabajo o porque sus padres les obligan. Y los profesores, pues, en muchos casos (véase el mío) pues enseñamos de todo y para todos. En mi horario semanal pueden aparecer clases del tipo:
-Curso intensivo para banqueros que quieren entrar ha hacer EL MASTER (está en mayúsculas porque para acceder al máster no sólo tienes que saber 3 idiomas, si no que tienes pagar una cantidad de dinero de esas que te lías a poner ceros y no paras)
- Niños de 6 años que sus padres son unos fanáticos del español y llevan a sus niños a la escuela "porque ya que yo no sé, pues que aprenda el niño"
- Funcionarias solteronas, Colegios Católicos Internacionales, hijos de españoles, chinos fashion y algún indio despistado.


Misceláneas varias.

Aunque empiezo a tener ya bastantes horas, aún me queda tiempo libre para cocinar, recoger la casa y hacer cortinas. La casa cuando llegamos no es que estuviera vacía es que por poco se daba la vuelta. No había nada de NADA, y menos aún cortinas. Con los plásticos protecctores de los muebles del Ikea, confeccioné unas cortinas al método "pinza de la ropa sujetando el plástico a la reja de la ventana". El invento era muy práctico, pero no os voy a engañar: no entraba por los ojos.

Así que el lunes me fui de nuevo al Ikea compré la tela blanca más barata de la tienda y me gasté en total $18 (unos 11€) para apañar las cortinas de media casa. Esta mañana he medido las ventanas, he cortado las telas y las he sujetado con pinzas al mismo sitio al que estaba sujeto el plástico anterior. Por supuesto, las pinzas las he cambiado y las he puesto a juego con las cortinas. Por suerte, la tela se ve fuerte y no creo que se dehilache mucho, porque, claro está, no he cosido absolutamente nada.

Espero que mi tía T- no le lea esto a mi abuela L- o el conflicto familiar puede ser minino... Me rio yo de los problemas de la Duquesa de Alba y con sus hijos...