miércoles, 29 de abril de 2009

Mi madre...


La entrada de hoy va dedicada a todas las madres... en especial a las que conozco (que son muchas y no entran aquí) y en concreto a una, la mía.
Os dejo un relato que escribió un gran Maestro y mejor persona... Al contrario que en el relato, mi madre no está muerta... creo... ¿mamá?... ¿mamá estás bien?...Mamá si lees esto, llámame, o escribe un comentario... o lo que sea...

Bueno he elegido este texto porque me parece una historia muy bonita y quería compartirla.

EL CONSENTIMIENTO DE MI MADRE

Hoy es la primera vez que me salto las clases. Al menos, con el consentimiento de mi madre. En otras ocasiones ya me había escapado del instituto, pero claro, sin que se enterara mi madre. Casi siempre para ir la parque de al lado, para ver a los amigos, besar a mi primera novia… Bueno, en realidad ella no fue la primera, pero al menos sí fue la primera a la que quise. No sé si se lo dije demasiado pronto, lo de que la quería. Al principio a ella también le gustaba que se lo dijera, o que le mandara mensajitos al teléfono para recordárselo. Y a mí me gustaba que le gustase, y que ella también me los mandara a mí. Hubo veces en las que podía mirar el móvil cada minuto. Otras, incluso cada segundo. Y al principio siempre lo encontraba repleto. Unas veces había palabras y otras, rayitas o símbolos sólo descifrables por nosotros mismos. Creo que llegamos a crear nuestro propio alfabeto. El de ella y el mío. Dos puntos y un paréntesis imitaban a un señor con bigote. Me lo escribía siempre que algún profesor estaba a punto de venir a molestarnos. Dos acentos circunflejos subrayados eran su sonrisa, y si escribía una tilde me guiñaba el ojo. Y arroba dos puntitos… Arroba dos puntitos significaba te quiero. Aunque un tiempo después pareció cansarse y dejé de encontrar mensajitos como recompensa. De pronto ya no había paréntesis ni acentos circunflejos. Hasta que me di cuenta de que también dejó de haber arrobas y puntitos. Busqué en el listado y sólo había una, una arroba. Y era de hacía casi dos meses. Aún no he podido borrarla.

Hoy es la primera vez que me salto las clases con el consentimiento de mi madre, aunque me habría gustado no tener que haberlo hecho, como cuando era pequeño y quería ser mayor. Recuerdo que mi madre me acercaba al colegio para cerciorarse de que llegaba, de que no me quedaba por el camino haciéndome el mayor con algún otro niño. Como cuando dejé de encontrar arrobas en el móvil y quise ser pequeño otra vez, y estar sujeto a la mano de mi madre mientras me llevaba al colegio. En el fondo supongo que me gustaba. Antes no, antes creía que lo odiaba, y siempre me esmeraba en parecer mayor para dejar de ser pequeño. Como aquella vez que fuimos a la piscina y mi madre dijo que yo tenía cuatro años y que no tenía la obligación de pagar la entrada. No tardó ni un segundo en ponerse roja. Igual que esos muñecos que enrojecían si uno los abrazaba. Avancé dos pasos y grité: ¡Señor, tengo cinco. Cinco años! Mi madre pagó y no dijo nada. Seguro que en ese momento quiso matarme, aunque diez años después de aquello aún me lo recordaba interrumpiéndose con sus propias carcajadas. A eso me refería con lo de ser pequeño. Lo de que no me dejaran saltarme las clases.

Me acuerdo cuando de pequeños nos hacíamos los interesantes, y de cómo imitábamos a un niño nuevo borrándole las tildes a las palabras esdrújulas. Así, como los censores borraban las escenas de las películas cuando mi madre le decía te quiero a mi padre. Cuando lo hacía sentada en la última fila del cine porque en su época no había arrobas. Cómo se llamaba aquel niño al que imitábamos… Héctor, o Néstor, no me acuerdo. El caso es que decía que había venido de ultramar, y a mí eso de ultramar me hacía mucha gracia aunque no tuviera ni idea de lo que significaba. Por eso le imitábamos, porque hablaba raro y parecía mayor. Y por eso le borrábamos las tildes a las esdrújulas, porque cuando conocimos a ese Néstor pensamos que los niños del país Ultramar también se las borraban. “Fijate lo que digo” o “dejá de desir boludeses” eran nuestras frases favoritas. Aunque unos meses después acuñamos otra: “Llevame a casa”. Y no porque la dijera el tal Néstor sino porque un langostino impertinente la repetía cada tarde en la televisión. Rodolfo se llamaba. El langostino, no el niño. Al niño lo llamaré Néstor, aunque igual se llamaba Héctor o Hugo o Rodolfo, qué más da. El caso es que aquel langostino robatildes nos pareció simpático a todos. Se nos ganó desde su primera aparición. Bueno, a todos menos a mi madre porque ella ya había estado en ultramar, en ese país lejano del que provenía el niño que parecía mayor. Ella decía que aquel langostino era un pesado, como todos los de ultramar. Y que ser de ultramar y pesado era ser lo mismo. Pero a mí no me parecía eso. A mí ese langostino me parecía de lo más moderno. Me parecía que era un rebelde, que era un langostino revolucionario ¿Cómo si no, podría cambiar a su antojo el acento de las palabras? Ese langostino era un verdadero agitador, como me decía mi madre que eran ella y mi padre en la universidad, aunque yo no supiera realmente qué era eso de ser un agitador. Me los imaginaba a todos saltando juntos en una coctelera gigante. Hasta que reventara y salieran disparados hasta el sofá de su casa, con su madre. Como si escaparan de la universidad volando hasta su casa. Como cohetes humanos. Aunque supongo que a ellos su madre los regañaría por faltar a clase. Por eso y por llegar a casa volando como cohetes.

Un día noté a Néstor muy raro. No hablaba, como si estuviera tramando algo. Vamos a tu casa, me dijo, quiero hablar con tu madre. A mí eso de que quisiera hablar con mi madre me pareció muy raro pero al mismo tiempo me gustaba. Sabía que se le había ocurrido algo. De camino me contó que le había llamado la atención mi historia sobre la universidad y los niños cohete, y que le gustaría enterarse de cómo era eso de agitarse en una coctelera gigante. A mí también me pareció buena idea y los dos corrimos para contárselo a mi madre, aunque él corría más despacio porque usaba zapatos de esos de color marrón. Siempre los llevaba puestos. Como todos los niños de ultramar.

Hola, dijo Néstor al ver abrirse la puerta. Hola, respondió mi madre. Néstor giró la cabeza, me miró un segundo y dirigiéndose a mi madre dijo: ¿Qué hay que hacer para ser hombre-bala? Mi madre no se inmutó. Ni parpadeó siquiera. Me miró, miró a mi amigo y nos hizo pasar. Ya no me acuerdo bien, no sé si nos dijo que enviáramos un currículum al circo con esa historia de la coctelera, que seguro que nos llamaban. Néstor no quedó muy conforme pero yo sí. Porque yo conocía a mi madre. Por eso yo sí quedé conforme. Después aquella historia desapareció de nuestras cabezas, supongo que otras ocuparon su lugar. Unas más divertidas y otras menos. Como la que ocupa ahora mi cabeza, la que me ha hecho salir del instituto con el consentimiento de mi madre. La misma mujer que estuvo en ultramar y que iba al cine con mi padre porque no existían las arrobas. La que me regañaba porque quería faltar al colegio para hacerme el mayor años después de haber agitado gente en cocteleras gigantes, y de haber tenido que pagar la entrada de su hijo de cinco años sujetándolo de la mano.

En realidad ella no me ha dado su consentimiento, lo he hecho sin que lo supiera, y ya jamás podré decírselo aunque estoy seguro de que no le importa. Lo supe en cuanto vi al director del instituto en la puerta de clase. Desde que me di cuenta de que venía a buscarme personalmente. Lo siento, me dijo. No le di las gracias, solo dije hasta mañana. Porque sabía que al día siguiente estaría otra vez allí, porque sabía que no volvería a saltarme las clases.

Miguel Ángel Díaz

Áticos...

Qué diferente se ven las cosas desde arriba... y desde abajo!
Ayer estuve en un ático de Madrid. Desde un ático puedes ver cosas que de otra forma jamás verías, por ejemplo otros áticos. Como el de la foto. Creo que es imposible dividir una casa de tal forma que todas esas ventanas tengan sentido... pero sin embargo no me parece raro... supongo que porque esas ventanas tienen el privilegio de ver unos atardeceres increibles, de esos que parecen sacados de un cuadro impresionista... pintado con acuarelas...


(por cierto el famoso cuadro de Monet Impresión sol naciente pierde muchísimo "en persona")

domingo, 26 de abril de 2009

Desayuno con diamantes....


Bueno vale, ni yo soy Audrey Hepurn ni el Rastro de Madrid es Tiffany's... Pero me hacía ilusión ponerle ese título.
Hoy pensaba ir al Rastro. Me había puesto el despertador temprano para darle el "paseo largo" al perro y así no tener que volver pronto... pero desde dentro de la cama se oía a Noé llamando a los animales para que se subieran al barco, porque lo que estaba cayendo no era normal... Así que el perro y yo nos hemos perdonado el paseo y he podido quedarme un rato más en la cama. Luego ha sonado el teléfono: Me da que hoy pasamos del Rastro. Yo voy a desayunar. Y yo. Vente, tengo café. Vale. Y nos han dado las cinco de la tarde con café, tostadas, zumo, revistas, bizcocho y ballenas... ¿O_o? (si, si, ballenas)
Al final he tenido que sacar al perro... pero ya no llovía.

Os dejo una canción que habla sobre desayunos.

miércoles, 22 de abril de 2009

Crema anticelulitis

En el paseo perruno de ayer, me vi sorprendida por un horrible pensamiento:
¡Llega el verano y estoy soltera!
Horrible porque aunque mi operación bikini comenzo hace un par de meses de forma involunaria (han desaparecido 8kg de mi cuerpo), mi moreno aspirina es bastante preocupante, por no hablar de los detalles tipo: el chocolate produce granos y para no tener pelo en tu cuerpo tienes que depilarte (con lo que duele).
Así que al llegar a casa busqué en el fondo del armario.... y allí estaba mi bote de BodyTronic Garnier Sky Natural.... crema anticelulitis de toda la vida pero con un nombre superguay.
Me he prometido volver a usarla, y cuidar un poco más mi cutis... entre esto y las gafas qué me he comprado.... este verano voy a necesitar un matamoscas...

Paseos con Spencer


Los dos de la foto de abajo se han largado dejándome a su perro toda la semana. El perrito en cuestión necesita al menos una hora y media de ejercicio al día... a parte de su paseo de la mañana (15-20 min) y el de la noche (ese siempre es cortísimo...) El paseo largo es cerca de la casa, vamos por el campito, no sé como se llama la zona, pero está muy cerca del Pardo. Al principio es lo peor tener que ir todos los días a andar porque no te quedan más narices (si no luego no hay quien aguante al perro en casa) pero después de un par de días... descubres que esa hora y media es mucho más que sacar al perro.... es un rato para ti, para pensar, para hablar contigo mismo.... y te das cuenta de que hacía mucho que no te escuchabas..... y que
¡tenías tantas cosas que contarte!

lunes, 20 de abril de 2009

LOVE IS IN THE AIR...

Pues aquí están después de casi 4 años... y como el primer día, o mejor. El sábado se fueron de boda así de guapos. Quién sabe, cualquier día celebran la suya...


domingo, 19 de abril de 2009

Lo tuyo es tuyo y lo mio es mio.

Después de un largo fin de semana de duras negociaciones, mis abogados han decidido que lo mejor es vender la casa de la playa... Bueno en realidad no ha habido abogados y las duras negociaciones fueron con un estupendo café y una sonrisa en la boca...
Todo ha terminado. Las cosas vuelven a su lugar, poco a poco... Aunque mi lugar no está muy definido (es una especie de vacío legal hasta junio). Ahora hay que mirar hacia delante, para afrontar lo que venga... el problema es que por más que miro, no veo nada... está todo bastante oscuro...

viernes, 17 de abril de 2009

Mi amigo biólogo


Tengo un amigo biólogo. Hoy he quedado con él y me ha contado una historia que creo que debo contaros... aunque sólo sea por lo curioso de la situación.
Mi amigo, además de biólogo es poeta. Durante el día lleva bata blanca y disecciona moscas y por la noche... escribe poemas en el aire y compone canciones a mujeres que jamás las escucharán... Mi amigo tiene una amiga. La relación con la amiga al parecer es un poco rara, ya sabéis, eso de "ni contigo ni sin ti", " para qué te digo que no, si es que si" etc... Lo más curioso es que entre ellos nunca ha ocurrido nada. Algún mensaje especial, pero nada más. Lo que me ha contado mi amigo me ha impactado bastante... al parecer hace poco, volviendo de un curso de informática para biólogos la amiga le mandó un mensaje al móvil diciendo que iría a buscarle a la estación(lo sé porque me ha enseñado el mensaje). Decía: "lo que va a ocurrir es lo siguiente: tú rodearás mi cuerpo con tus brazos, yo te besaré y después me iré..." Imaginaos la cara de mi amigo... después de no se sabe cuántos años soñando con ese momento la tipa va y le manda un mensaje con semejante barbaridad... O_o!
Señores: dicho y hecho.
Y allí estaba... él la abrazó, ella le besó y después se fue.
No sé si es verdad o mi amigo y su imaginación han tergiversado la realidad... Lo cierto es que según él, todo fue como un sueño, del que todavía no se ha despertado....



Os dejo un video de una canción que me recuerda a mi amigo, sus moscas y sus poemas (esos que por más que leo nunca entenderé...)

Este terrible dolor de cabeza


Hoy es un día gris. A parte de por mi dolor de cabeza, por el color del cielo de Madrid. Gris ceniza. Si esto fuera un libro y yo una joven anoréxica depresiva hoy sería un buen día para hincharme a pastillas y terminar vomitándolas todas tirada en el suelo del cuarto de baño... por suerte, ni esto es un libro ni yo soy anoréxica (digo esto con un trozo de jamón en la mano) ni depresiva.
Simplemente hoy es un día gris. Que anuncia lo que ocurrirá mañana. Y termina con lo que pasó ayer. Un punto de inflexión. Los anuncios entre dos películas... el tiempo suficiente para levantarte a por un ibuprofeno (o dos) que consiga calmar este dolor.

jueves, 16 de abril de 2009

Dime algo que no me hayas dicho nunca...


Hay veces que uno hace una pregunta cuya respuesta ya conoce. Sabe lo que ocurrirá después. Y no le gusta. Pero lo hace. Pregunta. Y espera, paciente por fuera e impaciente por dentro. Espera...



(Esta foto ya la conoceis... )

miércoles, 15 de abril de 2009

Vitaminas y porteros de discotecas


Las vitaminas son nutrientes esenciales, imprescindibles para la vida que se encuentran en los vegetales y frutas frescas... o al menos eso dice mi madre. Bueno mi madre, los médicos, los nutricionistas, wikipedia... Me he propuesto aportar a mi dieta alguna vitamina más.... pero no sé cual... ¡Hay tantas!
Hoy he pasado 2 horas rodeada de gorilas... de los de discoteca, que no son tan monos como los del Zoo, pero tienen su punto... resulta que ahora los porteros tienen que aprobar un examen para poder partirte la cara... la verdad es que está muy bien pensado, porque la mitad no entienden castellano (así que aunque sepan las respuestas no podrán contestarlas) y la otra mitad, simplemente no creo que sepan leer. Con esto no me quiero meter con el gremio de los puertas, Dios me libre de blasfemar contra ellos, pero lo cierto es que el espectáculo de esta mañana me ha dado pruebas fehacientes de que alguna primavera se les debió escapar, o simplemente no la dejaron entrar por el color (tan llamativo) de sus flores: "Paco, Paco tío no te vayas, espérate y me ayudas a rellenar los papeles que con lo lerdo que soy seguro que lo hago mal"
Igual es que de pequeños no le hicieron caso a sus madres y no comieron suficiente fruta...

martes, 14 de abril de 2009

El niño que no era mago, sino mágico.

Este es I. Le llamaremos I. por tratarse de un menor. Tiene 6 años y le doy clases particulares.
I. es un niño mágico. Él hace magia: hace desaparecer cosas (metiéndolas en su bolsillo), sus lápices tienen forma de dinosaurio( y nunca pintan) y tiene 80 hermanos (si, si, 80).
Pero él, no es mago, es mágico... o al menos eso dice...

lunes, 13 de abril de 2009

La biblioteca (I)

Hay un señor en la biblioteca. Bueno, hay muchos, señores, señoras, señoritos... pero hay uno en concreto que es señor no por la edad (no llega a los 40) sino porque tiene cara de ser muy sabio. Sabio y raro. Llega todos los días a las 10 de la mañana, deja la mochila negra sobre una mesa y se va... desaparece durante media hora, luego vuelve, se sienta y saca de la mochila un atril, un montón de libros y una agenda de cuero negra. los siguientes 15 min los dedica a escribir cosas en la agenta. Luego se vuelve a levantar y regresa pasada otra media hora. entonces coge alguno de los 7 libros que ha colocado sobre la mesa y empieza a leer y a escribir en hojas cuadriculadas... escribe números, ecuaciones, textos largos, muy largos. Durante una hora. Y se vuelve a ir... aparece con una coca-cola Light que no tiene ningún reparo en abrir bajo la mirada de un cartel que prohibe comer y beber dentro de la sala.... Esto ocurre todos los días, la misma secuencia, de lunes a sábado. Hoy ha aparecido con un montón de libros: "Cerebro liebre, cerebro tortuga", "Entra en tu cerebro" "Desarrolla tu cerebro", "pensar matemáticamente"... y en uno de sus paseos de media hora a regresado con "El podometro. Los beneficios de caminar"
De su mochila ha sacado un montón de notas con fecha de ayer, una de ellas comenzaban diciendo:
"Estoy empezando a pensar. Esto me va a ayudar."

sábado, 11 de abril de 2009

Con vistas al mar...


Estoy leyendo un libro en el que gran parte de la historia se desarrolla en el Estrecho de Gibraltar y alrededores... habla del mar, de barcos ilegales, de la Guardia Civil y de muchas otras cosas...